La lavanda es una planta perenne que se caracteriza por sus frondosas ramas y sus flores de colores vivos. Se siembra en la primavera, cuando las temperaturas empiezan a subir, y se puede cultivar en casi cualquier clima. La lavanda es una planta muy popular, tanto por su aspecto ornamental como por sus propiedades medicinales. Se ha utilizado durante siglos para tratar diversas afecciones, desde el insomnio hasta la ansiedad. La lavanda es relativamente fácil de cultivar, pero hay algunas cosas que se deben tener en cuenta para que prospera. En primer lugar, es importante elegir un lugar soleado para plantarla, ya que necesita mucha luz para florecer. También es necesario mantenerla bien regada, pero sin excederse, ya que demasiada agua puede dañar sus raíces. Otro aspecto importante a tener en cuenta es la poda. Es necesario podar la lavanda de forma regular para que no se extienda demasiado y para que siga produciendo flores. La poda se realiza generalmente en primavera, después de que hayan florecido. Si se siguen estos consejos, la lavanda puede ser una planta muy gratificante y fácil de cultivar. Es una planta versátil que se adapta bien a la mayoría de los climas y que puede utilizarse de muchas maneras, tanto en la cocina como en la medicina.
Plantar lavanda
Plantar lavanda es parcialmente simple en el momento en que ahora contamos nuestra planta de 15 centímetros en su ubicación. Mucho más abajo explico asimismo de qué forma llevarlo a cabo desde la siembra.
¿La Lavanda se abona?
La respuesta es simple, no, es mucho más ¡se desaconseja! Como buen arbusto fuerte, no es bastante riguroso en lo que se refiere a la calidad del suelo y una fertilización excesiva puede lograr que su floración pierda su fuerte aroma característico. No obstante, si el suelo en el que se planta es muy pobre, es aconsejable utilizar una cantidad mínima de abono antes de la temporada de floración.
Y si abonar la planta no es esencial, sí lo es podarla. O sea algo que no debemos confundir con agarrar sus flores (si el destino de estas es tener objetivos ornamentales o, aun, medicinales). Con el comienzo de la primavera o la llegada del otoño (siempre y en todo momento antes o tras la temporada de floración), lo mucho más aconsejable es efectuar una pequeña poda que jamás superará medio tamaño de la planta. Merced a ella, vamos a estar estimulando el desarrollo de novedosas ramas pero asimismo de sus flores.
Tiempo, suelo y iluminación
Por norma general, la lavanda no acepta los tiempos húmedos, tal como el frío o el calor a lo largo de bastante tiempo. Los cuidados cambian según la clase, con lo que hay que preguntar las más utilizadas opciones de cultivo sabiendo el tiempo de su zona.
Precisa luz del sol directa a lo largo de unas horas del día a día, y es perfecto para perfumar rincones de la vivienda que solo reciben sol en el transcurso en un intervalo de tiempo del día.
El sustrato puede cambiar bastante, puesto que la lavanda es muy fuerte y rústica. Entre sus características resalta su aptitud de adaptación a toda clase de suelos. Tiene prioridad por suelos sueltos con materia orgánica y con buen drenaje.